viernes, 22 de febrero de 2013

Predicciones mediterráneas



Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.[Confucio (Kung Fu-Tse), célebre pensador chino (551-479 a.C.)]

Hace poco, publiqué en E-lecciones.net mi artículo “Año de Ifá en nuestra Latinoamérica” en el que recorría los posibles escenarios que sucederían este año en la Región. Algunos se han cumplido —la victoria de Correa Delgado en primera vuelta, la intrascendencia cohesiva de la CELAC, la devaluación del bolívar en Venezuela— mientras otros van en camino de ello.

Revisemos, in extenso, la Bolivia mediata desde tres aspectos: hoy; sus retos; mis pronósticos.

El país

Bolivia es, hoy, uno de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) que ha logrado más éxitos relativos en crecimiento y reducción de pobreza en los últimos años. Su Proceso de Cambio —emparentado con la Revolución Bolivariana de Venezuela y con la Revolución Ciudadana ecuatoriana, por mencionar los más obvios— ha remecido estructuras, ha tenido aciertos —la inserción de amplios sectores populares, principalmente indígenas, en la vida social y política nacional es uno de los más importantes,[1] aparejado a la distribución de los crecientes ingresos fiscales coyunturales— y ha “pecado” de desaciertos —el seguir siendo un proveedor de primarios a pesar de las posibilidades de inversión es, más allá de discursos, una grave falencia a mediano y largo plazo.

Dentro de la ALBA-TCP, Bolivia es el segundo país con menos ingresos —luego de Nicaragua—:[2] USD 24MM en 2011 pero, a diferencia de Nicaragua y Cuba es, actualmente, poco dependiente de la ayuda externa venezolana —aunque sí lo fue entre 2006 y 2008, ésta ya es significativamente mucho menor para Bolivia. El otro factor diferenciador es que, con independencia de sus políticas interna y externa, es el país de la Región que ha logrado un mejor discurso oficial de reivindicación indígena —con más penetración interna que el desarrollado en Ecuador, donde las organizaciones indígenas son muy fuertes y no totalmente cercanas al gobierno— y lo ha posicionado fuera de sus fronteras, en la búsqueda de difundir su Política de Cambio internacionalmente.[3] Sobre estos últimos aspectos, por no ser objetivo de este estudio, no los analizaré.

A primera vista, Bolivia tiene un gran reto: dejar de ser el país más pobre de Sudamérica y sus indicadores coadyuvan a esa imagen: Es uno de los países con menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) en 2011 —0.663, un valor Medio que le hace ocupar el lugar 108 a nivel mundial (de 158) y el 28 de los 33 de Latinoamérica—;[4] el Índice de ese año había mejorado con respecto al año anterior (0.643), que había caído en 2010 respecto a 2009 (0.656). Su PIB en 2011 fue de casi USD 24MM, lo que ese año ubica al Estado Plurinacional en el decimoquinto lugar en tamaño de PIB en la Región[5] y noveno y antepenúltimo en Sudamérica,[6] en ambos casos compartiendo posición con Paraguay;[7] sin embargo, en PIB per cápita la situación es distinta y menos positiva: Con PIB per cápita de USD 2,374 en 2011, Bolivia ese año estaba en la posición 21 de la Región[8] mientras que en Sudamérica sí ocupa el último lugar. En lo que respecta a crecimiento, ese año fue de 5.1% —entre 2008 y 2011 tuvo crecimientos de 6.1, 3.4, 4.1 y 5.1%[9] para promedio de 4.7%, lo que lo hace uno de los países de buenos resultados en la Región a pesar de la crisis mundial, por supuesto que apoyado en los precios de materias primas favorecidas por la demanda asiática —minerales—, principalmente de China, y por las exportaciones de gas natural a Brasil y Argentina. A pesar de mantener altos indicadores de pobreza —moderada: 49% y extrema: 25.4%, según datos oficiales, entre los mayores de la Región—, desde 1997 se han logrado reducciones significativas: 21% en moderada y 9% en extrema, gracias a la conjunción de muy diversos factores: descentralización administrativa y de recursos y los altos precios internacionales de las exportaciones de materias primas, entre otros.[10]

Retos bolivianos
Los dos primeros retos del país son en la economía: Bolivia tiene que seguir creciendo su economía pero independizarse de exportaciones primarias, y hace eficientes las empresas desprivatizadas,[11] como destacara el Presidente Morales Ayma en su Informe de Gestión 2012

En política, tanto desde el Gobierno como desde la oposición, Bolivia tiene que liberarse de tantas consignas y divisiones en lo interno. En este sentido, desde la Administración debe continuarse la desjudicialización de la política, iniciada por el Tribunal Constitucional Plurinominal (TCP), y desde la oposición avanzarse en superar antagonismo irreductibles.

Por lo externo, el país debe dejar de actuar sólo por decisiones basadas en intereses políticos y no estratégicos de desarrollo. Igualmente determinante es lograr la cualidad marítima útil.

Un tema interno importante es el creciente narcotráfico, tanto como productor[12] como tránsito.

Por último pero no menos importante, está la definición sobre la posibilidad de candidatear directamente el Presidente Morales Ayma a un nuevo período. Al respecto, la posición mantenida por la mayoría oficialista en la Asamblea Legislativa Plurinacional es la de la interpretación de la Constitución y sus Artículos Transitorios por el TCP mientras que la de sectores de oposición la de someter a un Referéndum modificatorio de la misma.[13]

Mis pronósticos

La independencia de las exportaciones primarias a través de la industrialización de las materias primas —en el caso del gas y minerales, principalmente litio— es una meta oficial principal pero, por una parte, es un proceso largo y costoso y, por otra, las acciones —e inversiones— realizadas no reflejan un Plan Estratégico de Desarrollo global. En esa misma línea va la eficiencia empresarial estatal:[14] no habrá cambios radicales este año.[15]

El desarrollo de infraestructura —vial y, ahora más, ferroviaria— continuará.[16] Sin embargo, la coyuntura política determina la pretendida reorientación hacia Ilo y Matarani no son viables a mediano plazo y prácticamente incosteables.

En lo político interno, el antagonismo aumentará porque ya se vive el período preelectoral, aunque los comicios serían a finales de 2014. Sin embargo, seis factores empiezan a destacarse: el primero, la confirmación de la diferencia de intereses en los electores entre comicios nacionales y locales, con independencia del nivel; si bien a nivel nacional, la imagen e influencia del Presidente Morales Ayma siguen siendo decisivos, en elecciones locales —departamentales y municipales— priman los intereses del lugar y la imagen de los candidatos que lidien en ellas. El segundo factor de influencia es la pérdida de apoyo del Partido de Gobierno en sectores de clase media y popular del Occidente del país, que les fueron proclives en elecciones anteriores. En tercero, la búsqueda y consecuente captación de apoyos y adhesiones en los departamentos orientales, en su momento bastiones de oposición, tanto en clase media y popular como en el empresariado mediano y grande —a través de concesiones a sus demandas. En cuarto lugar, la erosión sufrida en los apoyos indígenas para el Partido de Gobierno, principalmente en los pueblos de Tierras Bajas pero también, aunque aún en mucho menor grado, en las poblaciones indígenas de Occidente: aymaras y quechuas, aunque estos distanciamientos no incidan proporcionalmente en lo que respecta a la posición del Presidente Morales Ayma en sus imaginarios políticos. Como quinto factor, las recientes decisiones y sentencias del TCP —principalmente la inconstitucionalidad de la figura del desacato en el Código Penal, de la retroactividad de la Ley Marcelo Quiroga Santa Cruz y de los artículos 144 y 145 de la Ley Marco de Autonomías y Descentralización “Andrés Ibañez” que establecían la suspensión temporal de autoridades electas departamentales, regionales y municipales cuando se dictara en su contra simple acusación formal— han afectado el esquema de judicialización de las relaciones políticoadministrativas hasta ahora actuante y obligará a la Administración a desarrollar nuevos procedimientos —creativos— al respecto; en ello también ha influenciado la difusión de escándalos de corrupción y arbitrariedades cometidas por autoridades en mandos intermedios.[17] Por último, las elecciones realizadas en Sucre —para sustituir al Alcalde— y en Beni —al Gobernador—, ambos opositores renunciantes por motivos de haber sido apartados de sus funciones por la aplicación de los artículos después declarados inconstitucionales de la Ley Marco de Autonomías, han demostrado la posibilidad de que el acercamiento y agrupación de fuerzas opositoras pueden llevar a ganar elecciones; sin embargo, es importante mencionar que estas elecciones —locales— se rigen por intereses muy distintos a las nacionales, como antes mencioné, lo cual debe prevenir de triunfalismos con bases falsas, por una parte, mientras que por otra es importante que las uniones opositoras dejen de ser solamente coyunturales y de réditos; también debe pasarse de procesos “de consigna” a programáticos a largo plazo, encontrando intereses comunes; por último, es fundamental un liderazgo nacional consensuadamente aceptado, aún inexistente.[18]

En lo externo, la inclusión en el MERCOSUR sería un gran perjuicio para las exportaciones bolivianas si se cumple la necesidad de retirarse de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) por sus Estatutos, porque los principales rubros no extractivos de exportación de Bolivia y los de la mayoría del resto de miembros del MERCOSUR son competencia,[19] a diferencia de los de los otros países de la CAN que son complementarios.

Respecto a alcanzar la cualidad marítima útil y soberana para Bolivia a partir de Chile —con la anuencia de Perú—, la política boliviana ha sido errática: un fuerte acercamiento con Chile durante 2006 a 2011, con la expectativa —fallida— de soluciones favorables, un distanciamiento frontal posterior y una propuesta sorpresiva —y rechazada— de canje de territorio soberano por gas[20] en la Cumbre de la CELAC en enero de este año —además de errores de la diplomacia boliviana que dieron como resultado una declaración neutral de la Cumbre de la OEA realizada en Bolivia en 2012, menos comprometida que la de 1979. Considero que ni a mediano plazo se obtendrán avances, además de que aún Bolivia —a pesar de sus continuadas declaraciones desde 2011— no ha avanzado en llevar la solicitud a la CIJ, proceso que lleva varios años en dar resolución. Un último factor puede complicar más las expectativas bolivianas: el posible fallo adverso a Chile de la demanda peruana de redelimitación de aguas territoriales entre ambos países convertiría en inútil la posibilidad de cesión —compensada— de una franja territorial entre la frontera boliviana y el Océano Pacífico —más allá de las condiciones que pudiera tener esa costa para actividades portuarias— que transcurriera paralela e inmediata con la frontera chilenoperuana porque ya desaparecería el concepto de “útil” de esa salida porque no habría frontera marítima utilizable. Quedarían por ver soluciones creativas y realizables a pronto plazo que satisfagan las demandas bolivianas y que sean aceptables para Chile; una nueva administración de la Concertación en Chile después de las elecciones de este año podrían flexibilizar sus posiciones, sin que esto signifique que el país austral renuncie a su soberanía e integridad territorial —como tampoco lo fue en el período de buenos acercamientos durante la Administración Bachelet Jeria.

Del narcotráfico, todos sus vecinos —Chile y Brasil principalmente, pero también Paraguay y Argentina— han tomado medidas para frenar el paso de droga desde Bolivia a sus países. Sin embargo, el origen del liderazgo del Partido de Gobierno desde los sectores de cultivadores de coca no tradicional —el Presidente Morales Ayma sigue siendo su máximo ejecutivo— lleva a que la defensa de la planta de coca sea política de Estado y centralice gran parte de la política exterior del país en detrimento de otras prioridades, como recuperar la cualidad marítima útil y soberana. Esto, que considero un yerro mayúsculo, no va a cambiar, como la reincorporación oficial de Bolivia a la Convención Única sobre Estupefacientes de las NNUU no ha significado más que la confirmación de las salvaguardas que tenía ya —sólo a nivel local, como sigue siendo, a pesar de las desinformaciones y tergiversaciones que ha habido, tanto oficiales como de los medios— sobre el uso tradicional de la hoja de coca y su cultivo con estos fines exclusivamente.

Algo positivo: la mejora de la calidad de vida del país, principalmente la reducción de los niveles de pobreza, con seguridad va a seguir siendo de interés prioritario para la Administración y se fortalecerá en la medida de que las exportaciones primarias del país sigan con altos precios. 

[1]        Más allá del éxito económico que pudiera aparejar para ellos.
[2]        Los de mayores ingresos son, en ese orden, Venezuela (USD 316.5MM), Ecuador (USD 66MM) y Cuba (USD 57.5MM), aunque este país tiene una economía fuertemente subsidiada por Venezuela. Nicaragua (USD 9MM) está en el último lugar, descontando a Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas que son pequeños países con economía mucho menores. (Datos Banco Mundial [BM] 2011, excepto Cuba: CIA 2010.)
[3]        Hasta el momento, en lo interno, el discurso indigenista gubernamental sigue efectivo —aunque relativamente disminuido— entre las poblaciones aymara y quechua pero se ha desposicionado en las poblaciones amazónicas y de Tierras Bajas. En lo externo, si bien mantiene presencia sobre todo en movimientos sociales y contestatarios, se ha ido erosionando crecientemente.
[4]        Sólo tuvieron valores de IDH menores que Bolivia dentro de la Región ese año: Guyana, Honduras, Nicaragua, Guatemala y Haití.
[5]        De 24 países considerados, Bolivia está por delante de El Salvador, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Haití, Suriname, Guyana y Belice, en ese orden. No he incluido las Antillas Menores ni otros territorios dependientes.
[6]        De 12 países considerados, Bolivia supera en Sudamérica a Suriname y Guyana, en ese orden. No he incluido territorios dependientes.
[7]        Aunque con destacadas diferencias poblacionales entre ambos: Paraguay con 6.568.290 habitantes y Bolivia con 10.088.108 (BM).
[8]        De 24, sólo por delante de Honduras, Nicaragua y Haití. La “buena noticia” es que ya Bolivia no comparte —más pretendido que real— el último lugar con Haití.
[9]        Datos del Banco Mundial.
[10]     En el aspecto de la violencia, en el Global Peace Index 2012 Bolivia ocupa el lugar 84 de 158 a nivel mundial y en la Región por delante de Ecuador, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Haití, El Salvador, Jamaica, Venezuela, Guatemala, Honduras, México y Colombia en la Región. Su tasa de homicidios por  100 mil habitantes fue de 8.9 en 2010 (UNODC Homicide Statistics).
[11]       Desde la posición oficial, se ha empleado el término “nacionalizadas” para referirse a aquellas empresas que fueron revertidas sus concesiones por el Estado, tanto en los sectores de energía, minero, cemento y telecomunicaciones, entre otras.
[12]       Significativos decomisos e interdicciones de los últimos años, más que demostrar una mejor lucha —lo que no deja de serlo— son muestras del aumento también significativo del narcotráfico, unido con la presunta expansión de los cultivos de la planta de coca.
[13]       En sus manifestaciones públicas, el Presidente Morales Ayma ha declarado que considera innecesaria cualquiera de ambas pues interpreta que la Nueva Constitución Política del Estado aprobada en 2009 lo habilita ab initio para una nueva y —hasta ahora, al menos— última postulación
[14]       Si bien los ingresos por impuestos y regalías han aumentado en el caso de hidrocarburos, en la minería estatal y revertida las alícuotas han descendido, en algunos casos significativamente (Huanuni). En demás empresas estratégicas nuevamente estatizadas —como ENTEL— también han disminuido, aunque se plantea que compensan por la expansión de su función social. Entre las nuevas empresas estatales en funcionamiento —descartando las (aún) inoperantes, como PAPELBOL—, posiblemente la Empresa Boliviana de la Almendra (EBA) sea la más redituable.
[15]       En realidad, si los hubiera, sería a mediano plazo y tras el cambio de manejo asistencialista.
[16]       La emisión de bonos soberanos bolivianos para estructura vial dan “buena imagen” pues son más caros que cualquier otra fuente de financiamiento (con interés de 4.875%, de cada USD 500M se pagan USD 243.75M); también pudo recurrirse a las ingentes reservas del BCB. Comparando, España paga por sus bonos similares 5.01% (EEUU, 1.642%.)                
[17]       Hasta el presente, no se han vinculado legalmente a autoridades superiores con algunas de éstas.
[18]       Sin embargo, todos estos factores no deben llevar a un falso exitismo opositor ni serán, por sí solos, factor de derrota electoral para el Presidente Morales Ayma si se presentara como candidato en 2014.
[19]       Soya, por ejemplo. Aunque el ingreso pleno de Venezuela —comprador de soya fundamental para Bolivia— al MERCOSUR puede aliviar esta situación.
[20]       La Administración Sánchez de Losada fue derrocada en 2003 principalmente por su planteamiento de exportar gas a través de Chile. El entonces líder de los cocaleros y ex diputado Evo Morales Ayma fue uno de los mayores opositores a esa posibilidad.

Referencias


https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/cu.html

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